Hoy, en clase hemos visto un documental titulado "Pienso, luego existo...", en el cual el filósofo Paul B. Preciado, nacido como Beatriz Preciado, compartía sus reflexiones sobre el género.
En primer lugar, según él, tanto el colegio como la televisión son máquinas de producción de verdad a las que "les interesa inventarla". Sin embargo, defiende que hay que hacer que las máquinas estén abiertas y no dominadas por la élite, que transmiten aquello que les interesa. En consecuencia, opina que la libertad está por inventarse.
Preciado cree que el colegio es una gran máquina de normalización y que en él se aprende la discriminación (racial, económica, sexual, etc. Por ello, resulta vital reescribir la filosofía como resistencia a la normalización, la cual se denomina filosofía de prácticas sociales. La filosofía ha pasado por diferentes momentos como la antigua con los pensadores clásicos, así como por etapas revolucionarias como en la Revolución Francesa, pasando a repensar el ámbito democrático a través de la inmovilización. En su opinión, hay que ser personas revolucionarias totales, no únicamente de algo concreto y defender, por ejemplo, únicamente la homosexualidad.
De esta manera, habla de que el sujeto que piensa va conformando su visión de mundo a la vez que el propio mundo intenta hacer que piense de determinada forma. Es necesario, por tanto, escapar constantemente, pero sin huir, sino buscando algo diferente o creándolo. Por ello, también explica que ningún texto es sagrado, y que todos están ahí para ser abiertos, debatidos y reescritos. Los textos contituyen una tecnología, y la escritura es una tecnología básica. No obstante, existen muchas otras como el cuerpo o la propia sexualidad, que también son textos, en ocasiones más actualizados que otros tales como la Biblia. El filósofo contemporáneo reinventa otras formas de pensamiento, sexualidad y aprendizaje.
En siguiente lugar, hace referencia a la identidad, que a su juicio nos dicta qué es ser un hombre o una mujer. La subjetividad es lo que hacemos con aquello que la sociedad nos dice que somos. En su opinión, no hay nadie homosexual o heterosexual, sino que se trata de una medición médico-jurídica, que ha estado presente durante la historia y ahora se está dando una transformación. Cualquier práctica sexual con fines no reproductivos, de esta forma, ha estado condenada históricamente. Paul Preciado declara que la identidad sexual como verdad anatómica no existe; por el contrario, suponen constructos sociales. El machismo y el liberalismo, entre otros, constituyen, además, formas de controlar el cuerpo, que no deberíamos aceptar, adoptando actitudes de incnformismo y disidencia para progresar.
La exclusión, por otro lado, significa sacar a un sujeto diferente del ámbito socio-político y etiquetarlo, impidiendo que tenga voz. Para evitar esta situación, es preciso abogar por una sexualidad que descodifique todo lo que define su construcción. Según Preciado, solo los genitales están sexualizados, el reto del cuerpo está desexualizado y hay que deserotizarlo. Habla, por tanto, de la desnaturalización del cuerpo.
Finalmente, menciona que estamos demasiado acostumbrados/as a ver el género y el sexo de unas determinadas formas y con unos determinados valores impuestos. Es por esa razón que considero que me cuesta entender algunas de sus reivindicaciones, aunque no estoy en contra. Por supuesto, siempre he tenido una mentalidad abierta hacia las diferentes identidades de género y orientaciones. Por ello, también, me resultan controvertidas sus ideas de que incluso eso tal vez no exista como tal. Sinceramente, me parece realmente interesante todo lo que opina puesto que nunca lo había oído y hace que me replantee muchas de mis ideas. Sin embargo, no me siento capacitada para debatir los diferentes argumentos porque no considero que tenga información suficiente, pero realmente me invita a la reflexión y profundizaré acerca del tema.
Pese a todo, su lectura sobre las actitudes revolucionarias es muy acertada. Creo que es importante no aceptar todo lo que se nos impone porque la mayoría de veces proviene de los intereses de los/as que tienen el poder, y no responden a nuestras necesidades como miembros de la sociedad. Para avanzar hacia una más justa, siempre ha sido necesario adoptar actitudes inconformistas y en cuanto a la cuestión de género, se están realizando grandes avances pero aún queda bastante por luchar.
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