domingo, 11 de marzo de 2018

"Nos empezamos a conocer unos a otros"

Hoy quiero hablar sobre un tema que ya he tratado anteriormente en este blog: la transexualidad. He leído recientemente un artículo muy interesante titulado "Nos empezamos a conocer unos a otros", de Maiya Jackson, que aborda la experiencia que se vive en torno a este tema en la escuela Manhattan Country School.

En esta narrativa, la autora cuenta cómo al colegio iba a acudir una alumna nueva transexual, Laura, y en el centro querían acogerla lo mejor posible para que se sintiera cómoda. Sin embargo, se dieron cuenta de que era todo un reto, pero tenían toda la voluntad. Decidieron que Laura estuviese en un aula con tres familias homosexuales y con otra compañera, Sofía, que se había declarado lesbiana y, por tanto, había abierto la puerta ya al tratamiento del género y la sexualidad en clase. Aún con todo, sabían que tenían que preparase para preguntas incómodas y bromas inevitables por parte de los/as niños/as de esa edad.

Por otro lado, imprevisiblemente, la madre de Sofía se puso en contacto con el centro para explicar que la joven, quien había expresado dudas sobre su identidad de género anteriormente, durante un campamento de verano hizo finalmente la transición de ser llamada por sus iniciales: SJ. Fue una sorpresa para la escuela, que se encontraba ante un nuevo desafío, que incluso podría ser más complicado ya que en el caso de Laura la transición ya estaba hecha; con SJ, sin embargo, había que trabajarla porque se trataba de un estudiante ya conocido por todos, por lo que habría que acostumbrarse a la nueva situación. 

El personal de la escuela, que se mostró muy receptivo con la acogida de Laura y SJ, estuvo debatiendo acerca de cómo trabajar el tema de la transexualidad con el resto. Además, surgieron muchas reacciones, tanto de maestros/as como de estudiantes, que necesitarían tiempo para procesar la información y hacerse preguntas, pero en ningún momento se opuso nadie.

En primer lugar, habría que hacer conocer a Laura entre los compañeros, así como la nueva identidad de género de SJ. Los maestros también compartieron reacciones, historias y preguntas. Como punto negativo, con el tiempo fueron surgiendo otras reacciones y, cuando los niños y niñas estaban molestos/as, el ser transgénero fue utilizado como insulto. A veces, resultaba complicado que los/as estudiantes entendieran que el sexo biológico, la identidad de género, la expresión de género y la orientación sexual pudiesen ser cosas diferentes, por ello, en el centro tuvieron que ser pacientes. 

En segundo lugar, se le propuso a Laura dar una charla y comentó, muy valientemente, que el ser transgénero no define a una persona y, aunque cuesta sentirse cómodo y aceptar la transexualidad, ella pedía respeto hacia ella porque merecía el mismo tratamiento que el resto, sin importar sus características individuales. Según Jackson, el proceso de explorar la identidad transgénero les empujó fuera de su zona de confort de una manera muy valiosa y también que "sus historias resaltan lo que sucede en una escuela cuando vivimos nuestras vidas juntos, para que nos empecemos a conocer unos a otros". Pienso que es muy importante que en las escuelas se acoja a la diversidad para que los niños y las niñas se familiaricen con las múltiples realidades sociales que conviven en la sociedad, puesto que, de lo contrario, nunca llegarán a conocer verdaderamente cómo viven otras personas, pudiendo surgir, consecuentemente, estereotipos y prejuicios hacia los colectivos minoritarios.

En cuanto a mi experiencia, siempre he ido a un colegio concertado en el cual apenas había diversidad por el tema de la polémica segregación y, casi todos los estudiantes poseían la misma cultura y pertenecían a la misma clase socioeconómica. En nuestro curso, formado por 95 estudiantes, sólo me encontraba yo como ejemplo de diversidad cultural, a pesar de serlo únicamente por parte de madre. Por ello, cuando llegué a la Universidad, me sorprendí mucho porque de 14 personas había distintas culturas. En estos dos años, además, he aprendido mucho de mis compañeras y de cómo viven y no ha hecho más que enriquecer mis conocimientos y eliminar los pposibles prejuicios que pudiera tener en un principio. Pienso que la diversidad de cualquier tipo (origen, género, económica, social, NEE, ...) es muy enriquecedora para el conocimiento mutuo y habría que considerarla una oportunidad para el aprendizaje.

De la misma forma, me gustaría hacer conexiones entre este texto y la película "Laurence Anyways". Con respecto a las dos protagonistas, creo que con la que más se podría identificar Laurence es con SJ, porque en los dos casos siguen permaneciendo en sus entornos habituales (escuela), pero el cambio lo dan ellos. Así, los dos van realizando su transición de género, siendo ya conocidos por las demás personas que les rodean, lo cual es muy complicado porque no resulta fácil de aceptar y las personas han de acostumbrarse a la transformación paulatinamente. Laura, sin embargo, llegó nueva y nadie pensaría que es transexual porque ya había realizado su transición anteriormente y comenzaba de 0 con las demás personas. En cualquier caso, todas estas personas tuvieron que enfrentarse a la sociedad y reivindicar sus derechos en varias ocasiones, por lo que las admiro por conseguir salir por su propio pié, partiendo de una situación de desventaja. Por todo ello, hay que mostrarse dispuesto/a siempre a ayudar desde las escuelas a los niños y a las niñas transexuales y contribuir a que el camino sea lo más fácil y normal posible para ellos/as, porque al fin y al cabo, son niños y niñas que a esa edad tienen que preocuparse por aprender y jugar, y no por luchar contra una sociedad infestada de prejuicios provenientes de una cultura conservadora dominante.


Referencias:

Jackson, M. (2016). We begin to know each other. Rethinking Schools, 30, (2), 11-17.


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