sábado, 17 de marzo de 2018

Maestr@ en Educación Infantil

En esta entrada quiero comentar otro artículo acerca del género del profesorado en Educación Infantil, que tiene gran relación con la entrada anterior sobre la feminización de la profesión docente. Este artículo se titula ¿Cómo aprendes a ser maestra?. Repensar el género en la Educación Infantil de Estibaliz Aberasturi Apraiz y Jose Miguel Correa Gorospe. 

Los autores explican que mediante su investigación pretenden mostrar cómo la escuela transmite regímenes hegemónicos de masculinidad y feminidad, teniendo como resultado que los docentes construyan su propia identidad en la etapa de educación infantil. Explican que más del 90% de los docentes de esta etapa son mujeres y muchas veces no nos planteamos por qué ya que resulta difícil problematizar aquello que ya está tan socialmente interiorizado y naturalizado.

De esta forma, exponen cómo los docentes varones se sienten desprotegidos y constantemente bajo sospecha: la sociedad no cree que encajen en ese ámbito, o son perversos o heterosexualmente sospechosos. Esto provoca reacciones en las familias, que no confían en ellos ni en sus capacidades y tienen miedo de desprenderse de sus hijos/as, pensando que no van a estar bien atendidos. De esta manera, los profesores sienten la amenaza de ser denunciados o castigados ante la mínima sospecha, lo cual repercute en su trabajo negativamente como, por ejemplo, en las relaciones de afectividad con los niños y las niñas, a quienes tiene pudor de acercarse demasiado por miedo a las malinterpretaciones. En muchas ocasiones, el contacto corporal y la afectividad o el cariño está casi ausente. Según Aberasturi y Correa, actualmente se le da mucha importancia al trabajo de la igualdad, la interculturalidad, la inclusión (...) en las aulas y, consecuentemente, hay que ser coherente entre lo que se predica y lo que se hace. No es posible evolucionar ni progresar si se acepta una educación infantil femenina que permita que permanezca en nuestra cultura la profesión docente como una de cuidado asignada a mujeres.

Por otra parte, me gustaría rescatar la frase de uno de los entrevistados, Jon Ander, quien explica que: "los niños y las niñas de aula de infantil necesitan muchas veces cariño y si se lo das siendo hombre o mujer, al niño/a le da igual, lo que le importa es que su necesidad quede cubierta". Evidentemente, los prejuicios son problema de los adultos y nadie nace con ellos, por ello, nuestro objetivo es evitar que se reproduzcan en los pequeños/as ofreciendo nuevos modelos.

Al igual que en la entrada anterior, me reafirmo y pienso lo que se defiende en el artículo: que es muy importante que en las aulas haya presencia de figuras masculinas referentes para normalizar la situación y evitar prejuicios en las futuras generaciones, como los que se vieron en la película "La Caza" hacia el maestro, que, de haber sido mujer, no habría sufrido esa persecución.

Del mismo modo, la mujer también sufre las consecuencias de esta feminización porque se le asigna socialmente tan sólo la función de cuidado y crianza, sin considerse las tareas de aprendizaje a través del juego que tan importantes son en la educación infantil. Las mujeres que se sobresalen de la norma establecida son discriminadas. Así pues, "la identidad masculina se asume y se relaciona con cargos de poder y liderazgo; y la femenina con sumisión y sometimiento".

Finalmente, creo que lo primero que debemos hacer es darnos cuenta de la situación y ser conscientes que no es justa y es necesario una transformación para transmitir verdaderamente a los niños diferentes modelos que no perpetúen los roles de género.

"La feminización de la profesión docente o el letal efecto del patriarcado"

En esta ocasión, quiero hablar de un artículo que he leído titulado "La feminización de la profesión docente o el letal efecto del patriarcado" de Jose Luis Medina (2003). 

En él se habla de que la presencia de mujeres docentes es mayoritaria en las escuelas, en especial en los primeros niveles educativos. La cifra va descendiendo a medida que se asciende por los distintos niveles educativos. Medina explica que  el sexismo de la sociedad se transfiere al sistema educativo y las llamadas “virtudes femeninas” como la pureza, la entrega, el servicio, la abnegación, entre otros, son valores de cuidado y de crianza a los que se prioriza sobre la actividad educativa.


La estructura y las relaciones de las familias se reflejan en las escuelas escuelas y la maestra ejerce el papel tradicional de la mujer en la familia, es decir, el de cuidado.
De hecho, hace poco leí una noticia acerca de que cada vez hay menos maestros en las escuelas de Silió (2017), en la que una socióloga explica que “la enseñanza temprana se ve como una prolongación de la maternidad, se les pide que en clase sean más maternales que profesionales". Asimismo, este artículo corrobora el hecho de que el número de docentes hombres aumenta con más edad del alumno, lo cual se traduce en que hay más varones enseñando cuando se exige una licenciatura y no estudios medios. Este hecho también fue recogido en una entrada anterior titulada micro-narrativa acerca del género.

Respecto a la identidad, se trata de una cuestión cultural, en la que se identifica “lo masculino” y “lo femenino” que, según Medina, constituyen subjetividades independientes de la biología.
De esta manera, un hombre socialmente puede expresar su subjetividad masculina, pero no le está permitido expresar la femenina y se ve obligado a ocultarla.
Socialmente se cree que características masculinas son activas y, por tanto, están mejor valoradas; las femeninas, en cambio, son pasivas. No obstante, el autor defiende que ambas acciones son fundamentales en el desarrollo de nuestra sociedad.

La enseñanza en Educación Infantil, entonces, se trata de una ocupación socialmente organizada y percibida como una actividad femenina y práctica. Se mantiene invisible e incluso marginal en la jerarquía ocupacional del sistema educativo.
Por otro lado, se  asocia la etapa de educación infantil con las virtudes femeninas para justificar su bajo estatus en el sistema educativo, lo cual es consecuencia del sistema patriarcal.


En mi opinión, a pesar de que el Ministerio de Educación declare que "El género del profesor es irrelevante a la hora de transmitir a los alumnos los conocimientos y valores”, pienso que es importante que en las aulas los niños y las niñas tengan diferentes figuras de referencia pertenecientes a géneros distintos. De esta forma, se evitará que interioricen jerarquías cuanto al género al descubrir que ambos cumplen con las mismas funciones y roles, sin dominancia de uno sobre otro.


Como consecuencia de la poca presencia de profesores varones en las aulas, las familias desarrollan prejuicios hacia los pocos que hay, teniendo como resultado que se dé una situación incómoda tanto para ellas como para el propio profesor, que pierde motivación al no estar bien valorado. Todo ello tiene influencia en el hecho de que futuros chicos que deseen acceder a la profesión no lo hagan por el miedo de la reacción social y sus prejuicios. Como en el caso de la película "La Caza", pudimos ver que las personas enseguida lanzaron los prejuicios interiorizados hacia el profesor ante la mínima sospecha y sin conocer la verdad, dejando entrever que, en caso de haber sido éste una mujer, esa situación desagradable no hubiera ocurrido seguramente. 

En conclusión, tanto un hombre como una mujer pueden llegar a ser buenos/as docentes y en nada influye el género, sino las propias capacidades de la persona, su implicación, su vocación y su motivación.




Referencias:

Medina, J.L. (2003). La feminización de la profesión docente o el letal efecto del patriarcado. Aula de Innovación Educativa, 127.

Silió, E. (2017). Día del maestro: cada vez hay menos profesores varones.  El País. Recuperado de https://politica.elpais.com/politica/2017/11/27/actualidad/1511763591_005291.html 


"Pienso, luego existo"

Hoy, en clase hemos visto un documental titulado "Pienso, luego existo...", en el cual el filósofo Paul B. Preciado, nacido como Beatriz Preciado, compartía sus reflexiones sobre el género.



En primer lugar, según él, tanto el colegio como la televisión son máquinas de producción de verdad a las que "les interesa inventarla". Sin embargo, defiende que hay que hacer que las máquinas estén abiertas y no dominadas por la élite, que transmiten aquello que les interesa. En consecuencia, opina que la libertad está por inventarse.
Preciado cree que el colegio es una gran máquina de normalización y que en él  se aprende la discriminación (racial, económica, sexual, etc. Por ello, resulta vital reescribir la filosofía como resistencia a la normalización, la cual se denomina filosofía de prácticas sociales. La filosofía ha pasado por diferentes momentos como la antigua con los pensadores clásicos, así como por etapas revolucionarias como en la Revolución Francesa, pasando a repensar el ámbito democrático a través de la inmovilización. En su opinión, hay que ser personas revolucionarias totales, no únicamente de algo concreto y defender, por ejemplo, únicamente la homosexualidad. 

De esta manera, habla de que el sujeto que piensa va conformando su visión de mundo a la vez que el propio mundo intenta hacer que piense de determinada forma. Es necesario, por tanto, escapar constantemente, pero sin huir, sino buscando algo diferente o creándolo. Por ello, también explica que ningún texto es sagrado, y que todos están ahí para ser abiertos, debatidos y reescritos. Los textos contituyen una tecnología, y la escritura es una tecnología básica. No obstante, existen muchas otras como el cuerpo o la propia sexualidad, que también son textos, en ocasiones más actualizados que otros tales como la Biblia. El filósofo contemporáneo reinventa otras formas de pensamiento, sexualidad y aprendizaje.

En siguiente lugar, hace referencia a la identidad, que a su juicio nos dicta qué es ser un hombre o una mujer. La subjetividad es lo que hacemos con aquello que la sociedad nos dice que somos. En su opinión, no hay nadie homosexual o heterosexual, sino que se trata de una medición médico-jurídica, que ha estado presente durante la historia y ahora se está dando una transformación. Cualquier práctica sexual con fines no reproductivos, de esta forma, ha estado condenada históricamente. Paul Preciado declara que la identidad sexual como verdad anatómica no existe; por el contrario, suponen constructos sociales. El machismo y el liberalismo, entre otros, constituyen, además, formas de controlar el cuerpo, que no deberíamos aceptar, adoptando actitudes de incnformismo y disidencia para progresar.

La exclusión, por otro lado, significa sacar a un sujeto diferente del ámbito socio-político y etiquetarlo, impidiendo que tenga voz. Para evitar esta situación, es preciso abogar por una sexualidad que descodifique todo lo que define su construcción. Según Preciado, solo los genitales están sexualizados, el reto del cuerpo está desexualizado y hay que deserotizarlo. Habla, por tanto, de la desnaturalización del cuerpo.

Finalmente, menciona que estamos demasiado acostumbrados/as a ver el género y el sexo de unas determinadas formas y con unos determinados valores impuestos. Es por esa razón que considero que me cuesta entender algunas de sus reivindicaciones, aunque no estoy en contra. Por supuesto, siempre he tenido una mentalidad abierta hacia las diferentes identidades de género y orientaciones. Por ello, también, me resultan controvertidas sus ideas de que incluso eso tal vez no exista como tal. Sinceramente, me parece realmente interesante todo lo que opina puesto que nunca lo había oído y hace que me replantee muchas de mis ideas. Sin embargo, no me siento capacitada para debatir los diferentes argumentos porque no considero que tenga información suficiente, pero realmente me invita a la reflexión y profundizaré acerca del tema. 
Pese a todo, su lectura sobre las actitudes revolucionarias es muy acertada. Creo que es importante no aceptar todo lo que se nos impone porque la mayoría de veces proviene de los intereses de los/as que tienen el poder, y no responden a nuestras necesidades como miembros de la sociedad. Para avanzar hacia una más justa, siempre ha sido necesario adoptar actitudes inconformistas y en cuanto a la cuestión de género, se están realizando grandes avances pero aún queda bastante por luchar.

domingo, 11 de marzo de 2018

"Nos empezamos a conocer unos a otros"

Hoy quiero hablar sobre un tema que ya he tratado anteriormente en este blog: la transexualidad. He leído recientemente un artículo muy interesante titulado "Nos empezamos a conocer unos a otros", de Maiya Jackson, que aborda la experiencia que se vive en torno a este tema en la escuela Manhattan Country School.

En esta narrativa, la autora cuenta cómo al colegio iba a acudir una alumna nueva transexual, Laura, y en el centro querían acogerla lo mejor posible para que se sintiera cómoda. Sin embargo, se dieron cuenta de que era todo un reto, pero tenían toda la voluntad. Decidieron que Laura estuviese en un aula con tres familias homosexuales y con otra compañera, Sofía, que se había declarado lesbiana y, por tanto, había abierto la puerta ya al tratamiento del género y la sexualidad en clase. Aún con todo, sabían que tenían que preparase para preguntas incómodas y bromas inevitables por parte de los/as niños/as de esa edad.

Por otro lado, imprevisiblemente, la madre de Sofía se puso en contacto con el centro para explicar que la joven, quien había expresado dudas sobre su identidad de género anteriormente, durante un campamento de verano hizo finalmente la transición de ser llamada por sus iniciales: SJ. Fue una sorpresa para la escuela, que se encontraba ante un nuevo desafío, que incluso podría ser más complicado ya que en el caso de Laura la transición ya estaba hecha; con SJ, sin embargo, había que trabajarla porque se trataba de un estudiante ya conocido por todos, por lo que habría que acostumbrarse a la nueva situación. 

El personal de la escuela, que se mostró muy receptivo con la acogida de Laura y SJ, estuvo debatiendo acerca de cómo trabajar el tema de la transexualidad con el resto. Además, surgieron muchas reacciones, tanto de maestros/as como de estudiantes, que necesitarían tiempo para procesar la información y hacerse preguntas, pero en ningún momento se opuso nadie.

En primer lugar, habría que hacer conocer a Laura entre los compañeros, así como la nueva identidad de género de SJ. Los maestros también compartieron reacciones, historias y preguntas. Como punto negativo, con el tiempo fueron surgiendo otras reacciones y, cuando los niños y niñas estaban molestos/as, el ser transgénero fue utilizado como insulto. A veces, resultaba complicado que los/as estudiantes entendieran que el sexo biológico, la identidad de género, la expresión de género y la orientación sexual pudiesen ser cosas diferentes, por ello, en el centro tuvieron que ser pacientes. 

En segundo lugar, se le propuso a Laura dar una charla y comentó, muy valientemente, que el ser transgénero no define a una persona y, aunque cuesta sentirse cómodo y aceptar la transexualidad, ella pedía respeto hacia ella porque merecía el mismo tratamiento que el resto, sin importar sus características individuales. Según Jackson, el proceso de explorar la identidad transgénero les empujó fuera de su zona de confort de una manera muy valiosa y también que "sus historias resaltan lo que sucede en una escuela cuando vivimos nuestras vidas juntos, para que nos empecemos a conocer unos a otros". Pienso que es muy importante que en las escuelas se acoja a la diversidad para que los niños y las niñas se familiaricen con las múltiples realidades sociales que conviven en la sociedad, puesto que, de lo contrario, nunca llegarán a conocer verdaderamente cómo viven otras personas, pudiendo surgir, consecuentemente, estereotipos y prejuicios hacia los colectivos minoritarios.

En cuanto a mi experiencia, siempre he ido a un colegio concertado en el cual apenas había diversidad por el tema de la polémica segregación y, casi todos los estudiantes poseían la misma cultura y pertenecían a la misma clase socioeconómica. En nuestro curso, formado por 95 estudiantes, sólo me encontraba yo como ejemplo de diversidad cultural, a pesar de serlo únicamente por parte de madre. Por ello, cuando llegué a la Universidad, me sorprendí mucho porque de 14 personas había distintas culturas. En estos dos años, además, he aprendido mucho de mis compañeras y de cómo viven y no ha hecho más que enriquecer mis conocimientos y eliminar los pposibles prejuicios que pudiera tener en un principio. Pienso que la diversidad de cualquier tipo (origen, género, económica, social, NEE, ...) es muy enriquecedora para el conocimiento mutuo y habría que considerarla una oportunidad para el aprendizaje.

De la misma forma, me gustaría hacer conexiones entre este texto y la película "Laurence Anyways". Con respecto a las dos protagonistas, creo que con la que más se podría identificar Laurence es con SJ, porque en los dos casos siguen permaneciendo en sus entornos habituales (escuela), pero el cambio lo dan ellos. Así, los dos van realizando su transición de género, siendo ya conocidos por las demás personas que les rodean, lo cual es muy complicado porque no resulta fácil de aceptar y las personas han de acostumbrarse a la transformación paulatinamente. Laura, sin embargo, llegó nueva y nadie pensaría que es transexual porque ya había realizado su transición anteriormente y comenzaba de 0 con las demás personas. En cualquier caso, todas estas personas tuvieron que enfrentarse a la sociedad y reivindicar sus derechos en varias ocasiones, por lo que las admiro por conseguir salir por su propio pié, partiendo de una situación de desventaja. Por todo ello, hay que mostrarse dispuesto/a siempre a ayudar desde las escuelas a los niños y a las niñas transexuales y contribuir a que el camino sea lo más fácil y normal posible para ellos/as, porque al fin y al cabo, son niños y niñas que a esa edad tienen que preocuparse por aprender y jugar, y no por luchar contra una sociedad infestada de prejuicios provenientes de una cultura conservadora dominante.


Referencias:

Jackson, M. (2016). We begin to know each other. Rethinking Schools, 30, (2), 11-17.


domingo, 4 de marzo de 2018

Taller de robótica

La anterior sesión del jueves la dedicamos a una visita de la empresa HABILITAS. Sus representantes, antiguos/as alumnos/as de Educación Infantil, vinieron a explicarnos su propuesta educativa, abordada desde el campo de la robótica. 


Para empezar, se presentaron y nos explicaron que ellos y ellas creían en un cambio de paradigma educativo en el cual se trabajase de forma creativa, pues la diversión y el entretenimiento son buenos medios para que se dé el verdadero aprendizaje significativo. Para lograr tal fin, ellos/as apostaban por la robótica en las aulas de infantil y primaria y por utilizarla de forma cooperativa para obtener mejores resultados y no fomentar el individualismo, característico de la sociedad actual. Por otra parte, hay que considerar que los niños y las niñas de hoy han nacido rodeados/as de tecnología y en el futuro vivirán con más debido al rápido desarrollo de ésta y, por tanto, trabajar únicamente con papel y lápiz no es suficiente. Las nuevas tecnologías constituyen una nueva dimensión con la que los/as docentes han de saber trabajar para enseñar a los niños y a las niñas a utilizarlas correctamente. 
Sin embargo, según nos contaron, aunque la robótica se está poniendo de moda en las aulas y muchos colegios optan por introducirla, en muchas ocasiones, no saben cómo. En ese momento es cuando suelen acudir a esta empresa para pedirles consejo y ayuda y ellos/as van a las aulas para mostrar no sólo cómo utilizarla, sino también cómo enseñar a utilizarla. Para ello, es fundamental que se trabaje a través de una metodología cooperativa y comunicativa, que posibilite el diálogo entre niños y niñas, de foma que puedan llegar a un consenso y así, desarrollar también las diferentes habilidades de cada uno/a.

En segundo lugar, nos propusieron realizar un taller para ver cómo se podía hacer uso de la robótica con niñas/os. De esta manera, nos dividimos en dos grupos, cada uno guiado por un representant. En nuestro caso, éste fue Unai, quien nos explicó en qué iba a consistir la actividad. En primer lugar, en el suelo había un panel blanco con cuadrículas y en cada esquina, un bee-bot. Estos consisten en pequeños robots educativos programables, que fomentan la secuenciación, la lateralidad y la noción espacial, el trabajo en equipo y el respeto, la curiosidad y la creatividad en los/as más pequeños/as.
Antes de comenzar a trastear con ellos, a través de un sorteo dieron a una persona del equipo un rol diferente: el de observador/a. En nuestro grupo fui yo la encargada de observar a mis compañeros y compañeras y fijarme bien en cómo trabajaban en equipo y en la participación individual.
Después, Unai explicó como funcionaban los bee-bot: puede realizar hasta 40 movimientos y cada secuencia se puede borrar al pulsar el botón X para comenzar una nueva; siempre avanza o retrocede 15 cm y gira sobre sí mismo 90º; la secuencia se realiza paso a paso y cada vez que se pulse un botón, el robot emite un sonido para confirmar la instrucción.





El reto consistía en que entre todos/as consiguiesen que cada abeja llegase a la esquina contraria, programándolas de forma que empezasen al mismo tiempo. Esto deberían conseguirlo en tan sólo 20 minutos. Fue muy divertido observar cómo trabajaban entre todos, dividiéndose las abejas por subgrupos y apuntando en las hojas los movimientos de cada abeja. Aunque también me hubiese gustado participar, gracias a mi papel tuve la oportunidad de observar cómo iba evolucionando la implicación individual. Muchas personas al principio no ofrecían su opinión, pero a medida que avanzaban con la actividad, iban participando más e, incluso, se pedían opiniones entre ellos/as y aunque había algún desentendimiento en diferentes momentos porque no estaban de acuerdo en cuanto a las rutas de las abejas, siempre ofrecín los diferentes puntos de vista argumentándolos respetuosamente. Al principio también había algunos miembros con más iniciativa que otros y que mostraban mayor curiosidad por probar los robots, pero a pesar de actuar como guías en un primer momento, nunca se impusieron al resto. Si no se conseguía convencer a la otra persona, terminaban probando las diferentes propuestas hasta quedarse con la que mejor resultado tuviese. Además, cada vez Unai iba añadiendo más dificultad a través de obstáculos, que supieron recoger entre todos/as. Al final, se lo estaban pasando tan bien que ni se dieron cuenta de que llevaban 50 minutos. Si bien no lograron superar el reto, sí que aprendieron conjuntamente, lo cual es el verdadero propósito de esta tarea.


Al final de la actividad, nos sentamos en corro y yo les conté todo lo que había observado, y realmente se dieron cuenta de que habían trabajado muy bien juntos/as y muy a gusto, y eso les había ayudado a aprender los/as unos/as de los otros/as y también en relación con el robot.

En mi opinión, creo que el aprender a través del juego hace que los niños y las niñas logren un aprendizaje significativo que puedan relacionar con diferentes ámbitos, es decir, que sea multidisciplinar. Realmente experimentando y manipulando objetos es como aprenden de primera mano y por ello, por experiencia propia, saben cómo funciona el mundo en el que viven. Por ello, muchas de las pedagogías activas que hemos trabajado durante la carrera apuestan por este tipo de aprendizaje, ya que lo consideran fundamental para el ser humano y no debería ser ignorado. Por otro lado, es preciso que se fomente la cooperación y evitar la competición porque se aprende mucho más en compañía de otras personas al surgir diferentes dudas y tener diferentes ayudas y apoyos. A través del juego cooperativo, también se aprende a convivir con otras personas y se trabajan relaciones interpersonales positivas cuya base es el diálogo y la resolución pacífica de conflictos.

En lo que respecta a mi propia experiencia, pocas veces nos han propuesto trabajar de esta manera y nunca he tenido la oportunidad de utilizar la robótica en el aula, por lo que estasesión me fascinó. Creo que deberíamos interesarnos más por este campo porque nos permitiría, de cara al futuro, llevar a cabo propuestas educativas más innovadoras y creativas. Definitivamente, voy a tener en cuenta estas nuevas posibilidades que desconocía por todas las ventajas que trae consigo: enseñar de forma más motivadora, conectar mejor con niños y niñas, entender mejor sus necesidades y saber darles respuesta, mejorar la calidad de su aprendizaje, fomentar las relaciones sociales, etc.

Para concluir, creo que ha sido una experiencia muy gratificante y que hemos aprendido mucho. Además, se ha salido un poco de la rutina, lo cual estoy segura que todos y todas agradecemos. Sin duda, este taller nos ha inspirado y nos ha abierto la mente a nuevas realidades.