Buenas a todos/as,
Hoy voy a comentar unas fotografías del autor Chema Madoz y la voy a relacionar con una serie de artículos muy interesantes acerca del uso de las tecnologías en la escuela así como la diferencia entre aprender dentro y fuera de ella.
Fotografía 1 Foto 2
A la derecha (fotografía 2), por el contrario, nos encontramos ante una foto de un enchufe enrollado, como si quisiera expresar hasta qué punto algunos personas se sienten superadas y ahogadas por la tecnología.
Fotografía 3
La fotografía 1 representa la evolución de la sociedad actual, la cual es multimodal (Ornellas y Sancho, 2015) y por lo tanto, en ella existen nuevos y múltiples alfabetismos debido a la multiplicidad de canales y medios de comunicación. Asimismo, es preciso tener en cuenta la relevancia que la tecnología tiene hoy en día en las vidas del alumnado, cuya forma de relacionarse ha cambiado, en gran parte, debido a la cultura digital en la que han crecido. Por ello, tal y como advierte Buckingham (2008), la escuela tiene como responsabilididad abordar la realidad de la vida de los estudiantes fuera de ella, incluyendo su participación en la cultura popular y sus usos de la tecnología. Sin embargo, muchos docentes se ven superados por la tecnología y se resisten a utilizarla en el aula.
Esto también es lo que la fotografía 2 pretende mostrar. De esta forma, es por ello que en muchas ocasiones, y relacionándolo con mi propia experiencia a lo largo de los años, los centros tienen un uso muy limitado de la tecnología, aburrido y poco imaginativo, enseñando únicamente a utilizar programas como el Microsoft Office, en vez de estimular y enseñar al alumnado trabajando la tecnología en función a sus intereses y experiencias (Hernández et al., 2015).
La fotografía 3 representa una denuncia social de la educación en el sistema actual, que no enseña conocimientos prácticos y, en consecuencia, provoca la desafección y el abandono escolar temprano (Fendler et al., 2015). Así pues, se propone en dicho artículo que se de el aprendizaje mestizo que consiste en aprender en contacto con otras personas, cruzando límites y transformándose constantemente. Hasta ahora, el currículo académico, es decir, la alfabetización como habilidad cognitiva, ha tenido más peso que el currículo social (alfabetización como práctica social, aprendido fuera de la escuela, a menudo con tecnologías. Sin embargo, en nuestra sociedad no sólo resulta esencial saber leer y escribir, sino que es necesario aprender a interpretar el mundo desde una concienciación que posibilite la emancipación y la autoría. Hernández et al. (2015) también hablan sobre el aprendizaje que no sólo se da fuera del aula y que, por tanto, el profesorado debe ponerse en el lugar de los estudiantes, para trabajar desde sus intereses, de forma que encuentren funcionalidad a los conocimientos que adquieran y tengan un compromiso con el aprendizaje. El centro (entorno considerado seguro), al mismo tiempo, debe proveer información para posibilitar la seguridad fuera de él. Desde mi punto de vista, es preciso cambiar el sistema educativo ya que el actual no ha logrado los objetivos del aprendizaje significativo, y en el que los estudiantes estudian temario para que, después de ser evaluados, olvidarlo. Como muchos no encuentran interesante esta forma de aprender, optan por abandonar. Es así que la comunidad educativa tiene la responsabilidad de motivar al alumnado para querer aprender lo máximo posible.
Fuentes bibliográficas:
Buckingham, D. (2008). Repensar el aprendizaje en la era de la cultura digital. El monitor, (18), 27-30.
Fendler, R. y Miño, R. (2015). Más allá de las aulas: aprender en una sociedad cambiante. Cuadernos de Pedagogía, (453).
Hernández, F. y Sancho, J. (2015). La visión de los docentes sobre el aprendizaje de los jóvenes. Cuadernos de Pedagogía, (453).
Ornellas, A. y Sancho, J. (2015). Múltiples alfabetismos en la sociedad contemporánea. Cuadernos de Pedagogía, (453), 62-65.
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