sábado, 26 de mayo de 2018

"Why privacy matters?"

Hoy en esta entrada voy a hablar sobre la conferencia de Glenn Greenwald titulada "Why privacy matters?" ("¿Por qué importa la privacidad?"), que hemos visto en clase. Tiene mucha relación con el post anterior en el cual analizábamos las cámaras del campus y sus funciones, en las cual opinaba que podrían ser controladoras de la población.

Greenwald afirma que nos comportamos libremente cuando nadie mira, pero si descubrimos que lo están haciendo automáticamente sentimos vergüenza y humillación. Se habla del caso de Snowden que mostró cómo Internet se había convertido en una vigilancia indiscriminada. Para justificar que la privacidad no es tan importante, se utiliza una visión reduccionista de dos tipos de personas en el mundo, categorizándolas en las buenas, que no tienen que preocuparse por la vigilancia porque no tienen motivos ni nada que esconder; y las malas, que son aquellas involucradas en la violencia, el crimen, o el terrorismo, y que deben preocuparse porque les vigilen. 


El director de Google en 2009 afirmó si estás haciendo algo que no quieres que los demás sepan tal vez en primer lugar no deberías estar haciéndolo. Esto refleja una mentalidad falsa pues quién es más afirman que la privacidad no es importante, realmente no lo creen y en sus vidas protegen su privacidad. Mark Zuckerberg de Facebook, en 2010, también declaró que la privacidad ya no es una norma socia,l mientras él en su hogar procura protegerse de los ojos de los demás. 

A pesar de ser animales sociales y negar la necesidad de privacidad, los seres humanos necesitamos momentos y lugares de intimidad para ser libres de los juicios de los demás y comportarnos libremente, de forma que todos tenemos algo que esconder y no necesariamente tiene que ser algo malo, sino que tal vez no sea lo socialmente correcto o normal o va en contra de lo establecido. Cuando pensamos que nos observan, nuestro comportamiento cambia radicalmente y se vuelve más conformista y complaciente, con el objetivo de cumplir las expectativas sociales o de otras personas que nos vigilan. 



Con la invención del panoptic,o se dieron cuenta de que se podía controlar el comportamiento humano y se podía implantar en diferentes ámbitos como cárceles, escuelas, hospitales, fábricas y lugares de trabajo. La vigilancia crea prisiones en las propias mentes, por lo que no hace falta recurrir al castigo ya que las personas se autocontrolan. Dice que una sociedad en la que las personas están constantemente vigiladas por cámaras es una sociedad en las que las personas son complacientes, obedientes y sumisas, sistema mas anhelado por los tiranos.
Es importante que exista privacidad para que podamos vivir libremente desarrollar la creatividad yla exploración, y que la disidencia y las actitudes inconformistas no sean mutiladas.

Las personas que buscan privacidad no tienen porqué ser personas malas y no tienen que estar haciendo malos actos, simplemente quieren vivir libremente. Asimismo se envía un mensaje en el que si eres sumiso y no te enfrentas al sistema no tendrás nada de que preocuparte, pero si haces lo contrario, entonces serás perseguido. 

No solemos ser conscientes de lo controlados/as que estamos ni que la privacidad es parte de nuestros derechos. Nos hacen creer que no es importante y que, en realidad, significa compartir. No obstante, todo eso que "compartimos" está siendo apropiado por diferentes empresas que se lucran a nuestra costa. Nos intentan verder un mundo ideal en el que todos y todas estamos conectados y nuestra vida es más fácil, pero en realidad pienso que, poco a poco, a través de las nuevas tecnologías están suprimiendo nuestra libertad en diferentes ámbitos. Hemos de darnos cuenta y adoptar actitudes de resistencia. Como adición a esta idea, rescato la cita de Rosa Luxemburgo utilizada por el conferenciante:




sábado, 12 de mayo de 2018

Reconocimiento facial: ¿se puede evitar?

Dentro del taller de ciudadanía digital, nos hemos interesado por el tema del reconocimiento facial de las cámaras. Por tanto, Aingeru nos propuso llevar a una de las sesiones maquillaje para comprobar si se puede evitar.

Nos basamos en unas fotos que nos propuso el profesor para tratar de maquillarnos de forma que la cámara no detectase nuestro rostro. 





Entonces, nos pusimos a ello e íbamos comprobando con el móvil si lo conseguíamos o no. Por su parte, Aingeru llevó su cámara reflex para hacernos fotos y comprobar si se obtenía el mismo resultado que con un teléfono móvil. En mi caso, yo me deje maquillar durante toda la sesión por mis compañeras, ya que no lo conseguíamos y probamos diferentes opciones. En un primer momento, no habíamos entendido muy bien el ejercicio y me empezaron a dibujar una mariposa en la cara, que era simétrica y, por tanto, no conseguimos el objetivo. Al ver que otras compañeras estaban utilizando los ejemplos asímetricos de los modelos, decidimos copiarles y pasaron a pintarme media cara de un estilo y la otra media de otro. No obstante, tampoco logramos que se dejara de reconocer, al menos en el móvil de Lamy, que se trataba de un iPhone. 


Al parecer, las cámaras de los distintos dispositivos cuentan con tecnologías diferentes, de forma que algunas tienen mejor rendimiento en cuanto al reconocimiento facial. Al resto de compañeros/as también les supuso una tarea complicada conseguir que las cámaras no detectasen su rostro. Como dato curioso, el profesor nos informó de que el reconocimiento facial no suele funcionar en personas negras porque se trata de una tecnología que fue diseñada para pesonas blancas.

Estos fueron algunos de los resultados del experimento:








Como conclusión final, se puede añadir que nos encontramos muy expuestos con la tenología y que constantemente ponemos nuestro cuerpo frente a las cámaras, sin saber que detrás podría haber alguien. Las propias cámaras ya nos identifican y cada vez su tecnología mejora y los sistemas de reconocimiento se van haciendo más precisos. Tenemos que pararnos a pensar si son ventajas todo lo que trae esta tecnología o si también tienen alguna intención controladora sobre la población. Si incluso el mismo director del FBI en 2016, James Comey, reconoció que tapaba su cámara, deberíamos preguntarnos qué verdaderas intenciones podría haber.

En último lugar, me gustaría agregar que personalmente esta sesión fue muy divertida y desestresante en el momento académico que estábamos viviendo. Todos y todas nos lo pasamos muy bien y considero que aprendimos mucho de este modo.





domingo, 6 de mayo de 2018

"La ilusión de una vida sin internet"

En esta ocasión, vengo a hablar de un artículo que nos han propuesto leer titulado "La ilusión de una vida sin internet", de Evgeny Morozov (2017). 


El autor comienza explicando que cada vez son más los países que reivindican leyes que establezcan el "derecho a la desconexión". Este está planteado como medidas laborales tales como no contestar a correos de trabajo fuera del horario. No obstante, el autor defiende que no sólo está implicado el ámbito laboral y, por lo tanto, debería afrontarse desde una perspectiva mucho más amplia. De esta manera, se expone cómo, al estar conectados a la red, proporcionamos nuestros datos personales a diferentes compañías e instituciones, que se aprovechan de ellos.

Para escapar de esta última realidad, sin emargo, no se proponen medidas legales. Muchas veces, cuando las personas "desconectan" invierten el tiempo en otras plataformas como las redes sociales, diseñadas, degún Morozov, para provocar una dependencia en las personas, que están expuestas. Aunque evitemos que las empresas para las que trabajamos dejen de lucrarse a costa de nuestro libre, otras empresas se beneficiarán de él cuando les proporcionamos nuestros datos.

El autor explica que hasta que no desarrollemos otra economía de las comunicaciones digitales, no podremos realmente desconectarnos a no ser que paguemos un precio, pues el desconectarse se ha convertido en un servicio que se comercializa de diferentes formas como aplicaciones de mindfulness o los cada vez más numerosos campamentos de desintoxicación de Internet.

Como conclusión y respuesta al problema, quisiera destacar una de sus frases: "Para que el derecho a desconectar tenga verdaderamente contenido debe estar vinculado a una visión mucho más amplia y radical sobre qué hacer para que una sociedad con esa riqueza de datos conserve ciertos elementos esenciales de igualdad y justicia". 

Considero que, de no haber leído este artículo, no me habría dado cuenta de esta otra cara de la conexión.Es un tema que considero que hubiera sido interesante que en el programa de "Conectados" (del que hablé en la entrada anterior), lo comentasen. En ese documental se veía a las personas enganchadas a Internet, muchas de ellas adictas, llegando incluso a acudir a terapia. Puede que la adicción sea uno de los objetivos de las empresas que comercializan con nuestros datos, tal y como afirma el autor, y que las personas de a pié no somos más que peones en la sociedad, que debemos estar controlados y no reivindicar nuestros derechos. Mientras tanto, proponen medidas que hacen que pensemos que son revolucionarias y velan por nuestro bienestar, para que no nos quejemos de la situación y podamos seguir al rebaño, como decía Nietzsche.

Referencias: 
Morozov, E. (2017). La ilusión de una vida sin internet. El País. Recuperado de https://elpais.com/tecnologia/2017/02/24/actualidad/1487959938_635412.html.